Nuestros enfados
agobian mi existencia.
Un mes solo escuchando
tu voz por mi teléfono.
Luego dos meses sin saber de ti.
Has prohibido tu imagen
a las pupilas de mis ojos.
Tus voz ya no lleva
el éxtasis a mis oídos.
Todo tu ser se me ha perdido
entre las nebulosas del tiempo fallecido
y tus besos ardientes, perdidos allá
entre las moléculas invisibles e indisolubles
del tiempo y del espacio absoluto, sacan de raíz
la armonía de todo mi ser.