Una espada infernal e invisible
destroza mi corazón.
Mi sangre espiritual se desparrama
con una energía triste por toda mi
recámara. El dolor de perderte
es amargo como la hiel.
Los portones cósmicos de la luz y
de la felicidad se me han cerrado
con tu partida y mi ser se hunde
estrepitoso en el océano del dolor.
Mi piel se desgarra en tirones por
las mandíbulas del monstruo
de tu ausencia.